¿Tienes una mente inquieta? La Escuela Iniciativas Culturales
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 Un día te encuentras en una terraza viendo un atardecer espectacular y algo te dice “así como el Sol se esconde y vuelve a surgir, ¿todo en la naturaleza surge una y otra vez?, ¿igual y diferente al mismo tiempo?”.

Con extrañeza, miras a tu refresco a ver si te han echado algo raro en él. Pero no es así, todo normal. En este momento tienes dos opciones: Pararte y reflexionar sobre la pregunta que te acaba de surgir, o coger incómodo el móvil para ocupar tu mente con el último tweet, compartir un post y ver las mejores audiciones a ciegas de The Voice en youtube. No es la primera vez que pasa, porque de vez en cuando se te ocurren preguntas que no tienen fácil solución; son las llamadas inquietudes.

Ese día es diferente, sin dejar de lado tu día a día, decides también dedicarle un tiempo a esas preguntas lanzadas al aire a las que no le sueles prestar más atención, pero que siempre están ahí. Pagas la cuenta del bar y te vas. Con la mente bullendo en inquietudes te lanzas a la búsqueda de respuestas: lees, preguntas a los demás, experimentas, estudias, buscas trabajar por una sociedad más justa… te vas haciendo más auténtico/a, menos superficial y no te conformas con una respuesta que no te encaje porque piensas o sientes que no es así. En ese momento, sin saberlo, estás dando tus primeros pasos en la filosofía.

Quizá ser filósofo no parezca fácil, pero es tan natural como querer saber, y es algo que hacemos desde niños. Tener una mente inquieta quiere decir no enterrar las preguntas sin respuesta que llevamos dentro. Entonces periódicamente se agitan y aparecen cuando menos lo esperamos, ante una prueba de la vida, ante el dolor propio o ajeno, ante una imagen de la naturaleza… es el momento perfecto para investigar, aprender y hacer.

¿Te sientes inquieto/a? Ahora es un buen momento para empezar.
Filosofía para mentes inquietas