Tras el terremoto ocurrido en Nepal el pasado 25 de abril, comenzamos a recaudar fondos de ayuda para apoyar la causa. El país se había visto sobrepasado, así que solicitó ayuda internacional, abriendo la posibilidad de que multitud de ONGs del mundo acudieran a colaborar en las tareas de búsqueda y rescate y asistencia en múltiples campos.
A los pocos días del primer gran terremoto (7.8 Richter), la empresa Pi Asesores donó el dinero necesario para la adquisición de una planta de potabilización de aguas para emergencias. La planta, fabricada por Dinotec, fue trasladada hacia Madrid, de donde salió rumbo a Katmandú el día 6 de mayo.
Desde la coordinación de emergencias de GEA, se designó un equipo de 10 voluntarios para ir al país, que salió el día 8 hacia Katmandú.
Una vez allí, contactamos con las autoridades locales y del clúster internacional dedicado a agua, con mucha ayuda de nuestra contraparte en el país, Dev Tamata (director del orfanato de Fresh Nepal); donde nos plantearon que la zona en la que la potabilizadora sería de más ayuda se situaba en los valles del distrito de Gorkha, en la zona próxima al epicentro del terremoto.
El domingo 10, conseguimos desbloquear nuestro equipo de la zona de carga del aeropuerto y llevarlo a la base de logística de la ONU (coordinado por World Food Program – WFP), en Gorkha. Al día siguiente nos dieron dos emplazamientos posibles: Jaubari o Muchchok, ambos en zonas de difícil acceso, pero cuyas carreteras ya eran transitables.
El 12 de mayo, fuimos capaces de trasladar la planta a la población de Jaubari, donde mucha gente del pueblo nos ayudó a llevarla dividida en partes (la planta y los repuestos pesaban unos 600 kg) hasta el depósito de cabecera de uno de los poblados de Jaubari, que da de beber a unas 800 personas.
Al comienzo del primer día de instrucción, nos enseñaron los destrozos que había provocado el terremoto en el pueblo… nos tocó en especial el ver cómo se había derrumbado toda la parte de primaria del colegio, menos mal que ocurrió en sábado y los niños no estaban allí. La jornada de formación transcurrió a muy buen ritmo, porque estaban todos interesados, alumnos o no, por ver y aprender sobre la máquina. Al final del día 13, dos operarios (Gurun y Krishna) estaban preparados para manejar básicamente “su” equipo.
El día 14, los 5 miembros del equipo que quedábamos en Jaubari (los otros 5 miembros salieron de vuelta hacia Katmandú tras el segundo gran terremoto) retornamos a Katmandú, llevándonos con nosotros las sonrisas, la hospitalidad y la alegría, aún me sorprende, de quienes hace tan pocos días habían recibido un golpe tan fuerte.