¿Por qué hay gente que no es feliz? La Escuela Iniciativas Culturales
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Compartimos una de las presentaciones de la actividad FILOSOFÍA EN LA CALLE realizada en los Jardines de Méndez Nuñez el 15 de octubre de 2.022. Una actividad, en la que inspirados en el libro de Eduardo Infante, acercamos a través del debate la filosofía a la calle. Entre otras ese día nos preguntamos:

¿Por qué hay gente que no es feliz?

Definimos la felicidad como un estado de calma, realización y satisfacción con la vida, siendo la alegría uno de sus componentes. Todos queremos ser felices y aspiramos a sentir la plenitud y el estado de bienestar. Entonces, ¿por qué no somos felices? Según la OMS, más de 600 millones de personas viven en el mundo estados de ansiedad y depresión, siendo España líder en consumo de antidepresivos y somníferos.

Existe un enemigo externo que nos aleja de la felicidad y que La Escuela de Fráncfort (Horkheimer, Adorno, Marcuse, Fromm…) destapó en el Siglo XX. Descubrieron que el fascismo no había muerto y se escondía disfrazado bajo ciertas formas de capitalismo, las manipulaciones ideológicas detrás de cualquier producto cultura y la esclavitud a la que nos somete la técnica y el consumismo, entre otras cosas que nos hacen infelices. El sistema capitalista domina nuestras mentes por la comunicación, la publicidad y la cultura en general, nos hacen creer libres y nos convierten en un engranaje al servicio de su sistema. Crearon el término “Razón Instrumental” para referirse a la inteligencia que solo sirve para desarrollar medios con los que alcanzar los fines que nos dicta el sistema (estudia, trabaja, consume y cría hijos que estudien, trabajen …); nos impiden pensar y alcanzar fines propios como individuo o sociedad. Y nos advierten de que no puedes ser feliz en la ignorancia, ni libre; la falsa sensación de felicidad, la comodidad, te lleva a la medicación y al tratamiento de la frustración. El sistema capitalista nos programa para un destino que no hemos elegido y la única forma de enfrentarse es pararse y pensar juntos hacia dónde queremos realmente ir.

Existe un trabajo interno que nos acerca a la felicidad y que en el siglo IV a.C. Aristóteles nos menciona. Nos dice que la felicidad se alcanza con educación y estilo de vida, y que no es alegría o euforia, que un fármaco nos pueda dar, ni tampoco la debemos confundir con éxito, fama, dinero, placer o nuevas experiencias, que aun siendo cosas buenas no garantizan la felicidad. La felicidad tiene más que ver con llevar una vida digna y desarrollar todas nuestras capacidades para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos como resultado de un aprendizaje y un entrenamiento. Necesitas ser un hombre virtuoso para conseguir la felicidad, y para descubrir la virtud primero debes pensar cuales son las acciones propias de un hombre y después preguntarte que cosas hacen que esas acciones se ejecuten con éxito. Aristóteles confeccionó una lista de virtudes para ser una persona excelente, siendo la prudencia (la reflexión basada en la sabiduría y la experiencia) la principal y la amistad (compartir) como la más necesaria para ser feliz. Nos advierte que la virtud es un hábito que se adquiere repitiendo acciones semejantes (no basta con querer ser justo o saber que es la justicia, hay que perseguir el bien común), que todas las virtudes son un término medio entre el exceso y el defecto y que el placer y dolor influyen en nuestros actos alejándonos de la virtud (la mayoría de las personas están echadas a perder porque su dejadez las ha convertido en seres mediocres e infelices).

A lo largo de la historia, la virtud más importante para ser feliz ha ido cambiando: según los estoicos es la sabiduría (ejercicio de la razón y control de la emoción y el deseo), para los epicúreos es el placer natural y moderado, con los escépticos es la duda indiferente que te permite estar en calma y concluyen los cristianos con el amor. Hasta que llega Kant y nos dice que la satisfacción de todos los deseos e inclinaciones es diferente para cada uno porque no hay una virtud común o más importante.

Así que, ¿Depende la felicidad de aspectos subjetivos? o ¿Existen experiencias humanas comunes en las que fundamentar una idea de felicidad universal?  ¿Cuál sería el ingrediente fundamental de la felicidad? Busca tu propia respuesta y síguela, y recuerda que ni la tristeza interna ni la desgracia externa tienen el poder de quitarte la felicidad, pues esta emoción, más que de las circunstancias, depende de nuestra actitud (aceptar y agradecer).

NOTA: La filosofía no sirve a nadie más que a tu propia razón, y para entristecer a los que te quieren sometido, obediente y estúpido. Comienza siendo un arte de preguntar para convertirse en un arte de vivir una existencia auténticamente pensada por ti mismo. El ejercicio del pensamiento libre te libera de cadenas: todo saber que te enseña a producir algo es útil (¿para quién?), todo saber que te enseña a entender el mundo es valioso (para ti).