A modo de un Manual de Instrucciones para ser felices compartimos con vosotros este decálogo basado en la obra de Aristóteles de Estagira:
- El fin supremo del hombre es la felicidad. De aquí podemos deducir que todas nuestras acciones deberían ser consecuentes con su búsqueda.
- La felicidad es una actividad del alma conforme a la virtud. Por tanto, seamos activos, demos al alma lo que el alma necesita, seamos virtuosos.
- La felicidad no es un efecto del azar; es a la vez un don y el resultado de nuestros esfuerzos. No dejemos al azar el ser felices y luchemos por alcanzar la felicidad, porque depende de nosotros.
- La felicidad no merece nuestras alabanzas sino nuestro respeto. Apreciémosla. Respetemos el camino de superación de cada ser humano en la búsqueda de la felicidad.
- El hombre virtuoso no se supedita de ningún modo a los vaivenes de la fortuna. Aferrémonos a la virtud, no nos dejemos arrastrar por el dolor o el placer, por las “vueltas que da la vida”, por las emociones…
- Para ser felices deberíamos enamorarnos de la sabiduría. Consagrémonos a la búsqueda del conocimiento por el conocimiento y no con un fin exterior a sí mismo. Convirtámonos en filósofos a la manera clásica, lo que implica un vivir la filosofía, esa que es practicada, activa, que brinda felicidad…
- Para ser felices se requiere de la compañía de buenos amigos. Cultivemos las buenas amistades, personas verdaderamente idealistas con las que compartir el sueño y la lucha por un mundo mejor.
- No debemos llamar feliz a una ciudad que mira exclusivamente para una parte de la misma, sino a todos sus ciudadanos. Alejémonos del egoísmo. Todos somos necesarios. Desarrollemos una labor social altruista. En lograr un mundo más humano está la verdadera felicidad.
- La virtud está en el centro. Obremos conforme a la Recta Razón, alejémonos de todo exceso y todo defecto.
- La moral es cuestión de práctica. Practiquemos la generosidad para ser generosos, la justicia para ser justos… así crearemos el hábito.